El alfa es un término que usamos con nuestras inversiones, por supuesto en la bolsa también, para describir si una estrategia o un gestor de inversión de superar el rendimiento promedio del mercado. Para que se entienda mejor, con el alfa podemos ver cuanto mejor lo hace una inversión, como unas acciones, o el gestor de un fondo con respecto a un índice de referencia.
Por ejemplo, si un fondo tiene un rendimiento del 8% mientras que el índice de referencia obtiene un 5%, el alfa del fondo sería +3%. Por el contrario, si el fondo rinde menos que el índice, el alfa sería negativo. Este concepto es clave porque refleja si un gestor está añadiendo valor o simplemente siguiendo al mercado.
Alfa es una de los 5 ratios técnicos populares para ayudar a los inversores a determinar el perfil de riesgo-rendimiento. Los otras son la Beta , desviación estándar, R-cuadrado, y el Relación de Sharpe.
¿Cómo se mide el Alfa?
El alfa compara el rendimiento de una inversión con el de un índice, que representa el mercado, generalmente el SP500, ajustando el cálculo por el riesgo asumido. Lo que viene a decir que se trata solo de cuánto gana o pierde un fondo, sino de si esas ganancias o pérdidas tienen sentido frente al nivel de riesgo asumido.
¿Por qué es importante el Alfa para invertir?
El alfa es útil porque nos ayuda, a los inversores, a evaluar el desempeño de los gestores o estrategias. Si un gestor logra un alfa positivo, estamos ante alguien que nos ha hecho superar el mercado después de tener en cuenta los riesgos. Pero si el alfa es negativo, el gestor no nos compensa los riesgos asumidos, por lo que hubiera sido mejor idea invertir en alguien que siguiera el mercado en rendimiento.
Por ejemplo, si un asesor financiero cobra una comisión del 1% y logra un alfa de solo +0,75%, en realidad el inversor estaría perdiendo dinero al pagar más de lo que gana extra.
¿Cómo se aplica el Alfa en la inversión?
La llegada de fondos indexados de bajo costo hizo relevante el ratio alfa, pues aquellos buscan replicar los índices de mercado como el S&P 500. Sin embargo, por muy bien que te lo presenten, estos gestores suelen vérselas y deseárselas para superar consistentemente al mercado.
Por esta razón, muchos inversores han optado por estrategias pasivas, como los llamados “robo-advisors”, que simplemente replican índices y tienen costos más bajos.
¿Qué nos dice el Alfa sobre el riesgo y el rendimiento?
Un alfa de cero no es necesariamente malo. Simplemente significa que el fondo se comportó igual que el mercado, sin añadir ni restar valor extra. Cuando el gestor hace un trabajo óptimo logrará un alfa positivo y podemos decir que el gestor o la estrategia han aportado un valor añadido.
Por ejemplo:
Consideraciones sobre el Alfa para invertir
A pesar de que el común de los inversores tienen en mucha estima a el alfa para sus inversiones, es importante recordar lo siguiente:
Consideraciones y detalles finales sobre el alfa
El alfa es una herramienta clave para entender si una inversión o estrategia logra superar el rendimiento del mercado, considerando el riesgo asumido. Aunque muchos inversores y gestores se esfuerzan por alcanzar un alfa positivo, esto no siempre es sencillo. De hecho, en muchos casos, optar por estrategias pasivas puede ser una alternativa más eficiente y económica.
Es importante tener en cuenta que el alfa también se conoce como el exceso de retorno o la tasa de retorno anormal frente a un punto de referencia ajustado por riesgo. Esto significa que mide cuánto valor agregado ha generado una inversión más allá de lo que se esperaba en función de su nivel de riesgo.
Un análisis más detallado del alfa puede incluir el concepto de Jensen’s Alpha, que utiliza el modelo de precios de activos de capital (CAPM) para evaluar el desempeño de una inversión. Este enfoque añade una perspectiva más técnica, considerando no solo el retorno, sino también cómo se relaciona con el riesgo sistemático.