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Un terremoto en Chile, el mayor productor mundial de cobre, podría provocar un alza su precio. Una sequía en EE.UU. podría hacer que los precios del maíz y la soja se disparen a medida que disminuyen los rendimientos de los cultivos. En 2012, un duro invierno aumentó la demanda de gas natural haciendo disparar los precios de los contratos de futuros. En 2005 y 2008, los huracanes dañaron infraestructura de gas provocando subida del precio a máximos históricos. Estos son solo algunos ejemplos de cómo los actos de la naturaleza pueden causar una volatilidad masiva en los precios de las materias primas.
Debido a que existen reservas de productos básicos en áreas específicas de nuestro planeta, los problemas políticos en una región a menudo afectan los precios. Cuando Irak invadió Kuwait en 1990, el precio del petróleo se duplicó en las semanas siguientes . Cuando el presidente de los EE. UU. liberó petróleo de la reserva estratégica de petróleo (SPR), el precio pasó a la mitad de su valor. Además, las guerras o la violencia en un área del mundo pueden cerrar rutas logísticas, como el Canal de Panamá, lo que dificulta o imposibilita el transporte de mercancías desde las áreas de producción a las zonas de consumo en todo el mundo. Las tarifas, los subsidios gubernamentales u otras herramientas políticas a menudo cambian la dinámica de precios de un producto básico, lo que aumenta la volatilidad.